Princesas Menstruantes Proyecto Latinoamericano de Educación Menstrual, nacido en Colombia en el año 2015, es pionero en la construcción de prácticas de educación menstrual. Trabajamos de forma Independiente y autogestionada, nos posicionamos desde el modelo de intercambio justo y el compromiso con la transformación social y el bienestar colectivo.

Proponemos desde prácticas y pedagogías emancipadoras, espacios académicos e investigativos politizar la menstruación como estrategia de resistencia de los cuerpos de mujeres y niñas. Facilitamos espacios de diálogos, investigaciones, reflexiones e intercambio de saberes sobre educación menstrual que permitan adquirir herramientas para realizar acompañamientos asertivos a las infancias en estas cuestiones; desarrolla materiales pedagógicos y literarios que posibilitan a las familias, maestras, terapeutas y activistas abordar el tema de una manera cercana a las niñas, y acompaña a través de consultorías, asesorías familiares y diversos talleres y seminarios enfocados en temas de pubertad, especialmente en asuntos correspondientes a la educación menstrual.

Princesas Menstruantes fue creado por la psicóloga y educadora menstrual, Carolina Ramírez, quién a recorrido nueve países de América Latina compartiendo sus prácticas de educación menstrual, investigando y llamando la atención sobre la necesidad de crear espacios seguros para menstruar en dignidad.

«La Educación Menstrual no se trata únicamente de explicar aspectos biológicos y fisiológicos; se trata principalmente de desentrañar las narrativas ancladas en la psique colectiva que favorecen la enfermedad, el padecimiento y el malestar». 

Carolina Ramírez

Conozca las mujeres que hacen parte del equipo de trabajo: Educadoras Menstruales

¿Por qué Princesas?

El componente literario y pedagógico del proyecto se propone darle voz a las princesas clásicas, a esas que han representado el ideal de mujer para una porción de la humanidad, mientras que para la otra personifican el claro modelo de lo que no se quiere ser; y justamente esas historias que han generado diversas e intensas emociones, entre ellas amores y odios, han sido escritas y contadas por los hombres del patriarcado ilustremente reconocidos en la literatura,  consolidándose en una de las estrategias más efectivas para la imposición de un modelo de mujer, robando la riqueza del deseo y la construcción subjetiva, estandarizando y reduciendo la categoría mujer a una asunto trivial.
La usurpación las voces y las narrativas de las mujeres representadas en este caso en las llamadas princesas clásicas, que entre otras, se convirtieron en imágenes arquetípicas que se sostienen hasta el día de hoy, constituye una metáfora de lo que han sido las luchas para que las voces de las mujeres sean escuchadas y legitimadas, incluso entre las mismas mujeres.

Nuestra propuesta, textos y publicaciones contribuyen a la creación de otras narrativas y representan otras voces, las voces de mujeres que cuentan su versión de la historia…Y entonces nadie le preguntó a la Cenicienta si fue verdad lo de la zapatilla o a Blancanieves si efectivamente mordió la manzana. Y así, fuimos dando por sentada la versión del patriarcado y entonces la resistencia y el rechazo, de alguna manera, se tornó contra ellas, mientras que los cuestionamientos en escasas ocasiones se han dirigido a los autores o recopiladores de estas narrativas.

Hay multiplicidad de caminos para disidir y este fue el que elegimos, paradas desde la psicología y la fuerza de lo simbólico creemos en la importancia de resignificar estos personajes profundamente arraigados en la psique colectiva y dotarlos de nuevos significados y características, la menstruación por ejemplo. Negar las princesas, prohibirlas e irnos en contra de ellas hace el mismo efecto que aplaudirles. Transformar las narrativas constituye una posibilidad asertiva que impulsa y/o favorece los procesos de emancipación de mujeres y niñas.