«Miles de mujeres y niñas en el mundo han sido humilladas, despreciadas y aisladas por causa de la menstruación. Las escuelas no constituyen un espacio seguro que provea condiciones dignas para la vivencia menstrual, se hace común encontrar que el personal docente no está preparado para un acompañamiento asertivo y adecuado en este tema y en ocasiones se limitan a reproducir los prejuicios y tabúes aprendidos a nivel familiar o cultural, situación que históricamente ha dado lugar al ausentismo escolar de las niñas, principalmente en poblaciones de bajos recursos económicos pero no exclusivamente. «

Ninguna niña es sucia por menstruar

El tabú de la menstruación se transforma con educación menstrual y esta va mucho más allá de repartir insumos para la gestión del sangrado y de una descripción biologicista, se trata de desentrañar las narrativas ancladas en la psique colectiva que favorecen el malestar, el dolor, la enfermedad y la vergüenza.

Por razones como la falta de insumos para la gestión menstrual, malestar físico, miedo mancharse, creencias religiosas, desinformación y tabúes miles de niñas y adolescentes en nuestro territorio faltan a la escuela cuando están menstruando. Recientemente organismos como el Banco Mundial, la ONU y la UNICEF han evidenciado esta situación. Mientras tanto, cientos de mujeres en América Latina desde hace varios años venimos advirtiendo, denunciando y emprendiendo acciones de educación menstrual en las comunidades con el fin de posibilitar espacios seguros para las niñas.

En Princesas Menstruantes Proyecto Latinoamericano de Educación Menstrual venimos haciendo frente a esta situación mediante las jornadas de educación menstrual en diversos territorios rurales y urbanos. Queremos mencionar que nuestro proyecto se posiciona en el modelo del empresarismo social, es decir, procuramos el Intercambio justo y el compromiso con la transformación social y el bienestar colectivo, rechazamos categóricamente la precarización del trabajo de las mujeres.

Sostenemos el proyecto a través de la oferta de talleres con aporte económico, la venta de los materiales literarios y pedagógicos y a través de las donaciones, estas últimas se hacen fundamentales para poder ampliar la cobertura de educación menstrual en comunidades de escasos recursos económicos.

Informe de labranza 2019

Alcanzamos 1.190 niñas, 128 adolescentes, 1.800 mujeres y 414 hombres. En total 3.532 personas. Queremos seguir multiplicando las cifras.

Informe de labranza 2018

En el año 2018 trabajamos con 364 niñas, 467 mujeres, 69 hombres. Total: 900 personas.

Informe de labranza 2017

Durante nuestro primer año compartiendo Prácticas de Educación Menstrual trabajamos con 467 niñas y 278 mujeres de diversos territorios rurales y urbanos. En total: 745