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Princesas Menstruantes, Narrativas Emancipadoras, es el programa pionero en Educación Menstrual en América Latina, creado en Colombia en el año 2014 por la psicóloga y experta en educadora menstrual, Carolina Ramírez, con el propósito de construir conceptualizaciones, metodologías y didácticas para la implementación responsable de la educación menstrual con enfoque emancipador.
Nuestra metodología EDUCACIÓN MENSTRUAL EMANCIPADORA, fue ganadora del primer puesto al premio a la investigación para la transformación 2022. Siendo un método exitoso para la transformación de creencias y narrativas menstruales que sostienen el tabú.
Trabajamos de forma autogestionada, nos sostenemos a través de la venta de nuestros materiales didácticos y las acciones territoriales se llevan a cabo gracias a la donación de las personas que creen en la fuerza de transformación de nuestro trabajo.
Somos un equipo de Mujeres profesionales de las ciencias sociales, investigadoras, curiosas, promotoras de laboratorios sociales para el desarrollo de estrategias metodológicas para la educación menstrual. Implementamos a través de una propuesta auténtica, creativa e innovadora sembrando reflexión y emancipación principalmente en niñas y adolescentes.

Carolina es la creadora y directora de Princesas Menstruantes. Profesional en Psicología. Autora de los libros Educación Menstrual Emancipadora, 2022, El vestido de Blancanieves se manchó de rojo (2016), Jardines Mágicos (2017) El aquelarre de las princesas (2018), el juego La aventura del óvulo (2018), el Oráculo EmpoderHadas (2019) y el Menstruazine (2021).
Reconocida por la Revista Alemana Taz como una de las 5 mujeres en el mundo que transforman el tabú menstrual. Desde el 2021 es destacada en el Pabellón de las mujeres de la exposición mundial de Dubai por su trabajo en la educación menstrual.

Yeraldine es educadora menstrual en Princesas Menstruantes, se autodenomina: polinizadora menstrual. Se desempeña como divulgadora y creadora de contenido, acompaña talleres de educación menstrual para niñas.
Desde los 5 años habla sobre la menstruación, participó de las escuelas de niñas poderosas del programa Princesas Menstruantes y en ellos adquirió las habilidades para realizar talleres. Su primera vez divulgando información fue en el primer festiva de la salud menstrual de la alcaldía de Medellín, «en ese momento fue que descubrí mi talento y mi capacidad para hacer educación menstrual» dice.

Claudia es educadora menstrual en Princesas Menstruantes, Profesional en Trabajo Social con amplia experiencia en acompañamiento a procesos de mujeres desde el empoderamiento social y político, los derechos sexuales y reproductivos. es consultora en educación menstrual.
Galardonada con la Insignia Betsabé Espinal por su trabajo en los Derechos Sexuales y Reproductivos.
¿Por qué Princesas?
El componente literario, pedagógico y reivindicativo del programa se propone darle voz a las princesas clásicas, a esas que han representado el ideal de mujer para una porción de la humanidad, mientras que para la otra personifican el claro modelo de lo que no se quiere ser; y justamente esas historias que han generado diversas e intensas emociones, entre ellas amores y odios, han sido escritas y contadas por los varones del patriarcado ilustremente reconocidos en la literatura, consolidándose en una de las estrategias más efectivas para la imposición de un modelo de mujer impoluta, higienizada, sin rastro de sangre menstrual, eterna doncella, hacendosa y bella, pasiva y honrosa. Anulando la riqueza del deseo y la construcción subjetiva, estandarizando y reduciendo la categoría mujer a una asunto trivial.
La usurpación de las voces y las narrativas de las mujeres representadas en este caso en las llamadas princesas clásicas, que entre otras, se convirtieron en imágenes arquetípicas que se sostienen hasta el día de hoy, constituye una metáfora de lo que han sido las luchas para que las voces de las mujeres sean escuchadas y legitimadas, incluso entre las mismas mujeres.
Nuestra propuesta, textos y publicaciones contribuyen a la creación de otras narrativas y representan otras voces, las voces de mujeres que cuentan su versión de la historia…Y entonces nadie le preguntó a la Cenicienta si fue verdad lo de la zapatilla o a Blancanieves si efectivamente mordió la manzana. Y así, fuimos dando por sentada la versión del patriarcado y entonces la resistencia y el rechazo, de alguna manera, se tornó contra ellas, mientras que los cuestionamientos en escasas ocasiones se han dirigido a los autores o recopiladores de estas narrativas.
Hay muchos caminos para disidir y resistir y este fue el que elegimos, paradas desde fundamentos de la psicología que reconocen la fuerza de lo simbólico creemos en la importancia de resignificar estos personajes profundamente arraigados en la psique colectiva y dotarlos de nuevos significados y características, la menstruación por ejemplo. Negar a las princesas, prohibirlas e irnos en contra de ellas hace el mismo efecto que aplaudirles. Transformar las narrativas constituye una posibilidad asertiva que impulsa y/o favorece los procesos de emancipación de las niñas.





